Mariano Cervini
2 min readJan 1, 2023

Autos

Papá, te recuerdo flaquísimo y triste muriendo en una clínica de Villa del Parque

-Mariano, por favor, quiero irme a casa-

me decías algunas veces

y cuando te explicaba que no se podía

me gritabas:

te odio con toda mi alma.

Tuviste seis operaciones

después de la primera

te regalé un libro de autos antiguos

vos te emocionaste en tu silla de ruedas

me dijiste: este libro es muy pesado, no lo puedo sostener

y tenías razón

porque era de tapa dura y unas mil páginas

a todo color con marcas y modelos americanos que vos conocías

¿Qué te parece si lo leemos juntos?, te dije

pero nunca lo hicimos

Después se te formaron escaras en la espalda

yo no sabía lo que eran hasta que las vi

esos agujeros de carne viva

me hacían acordar a Cristo

aunque yo nunca le había dicho así

en el colegio siempre le decía Jesús

Pero vos eras un Cristo puteador y arruinado

al que habían bajado de la cruz sin matarlo

para que el castigo del dolor le dure al infinito

Te desvanecías, gritabas,

llamabas a tu mujer y la confundías con tu madre

una vez, cuando estabas sano y en casa,

escuché que antes de dormir le decías a mamá:

yo también soy como tu hijo

y así me tenés que cuidar

Mamá había acomodado el libro de autos antiguos

en un estante de tu habitación

-para cuando lo lean juntos- dijo

pero eso no pasó

Me fui a Cuba mientras te estabas muriendo

y en La Habana le saqué fotos a todos los autos viejos que pude

ese viaje fue

como un sueño

en el que cazaba autos con mi cámara para vos, Papá

un Cadillac, un Fairlane, un Ford del año del orto todo restaurado.

Cuando volví seguías vivo

te mostré las fotos pero me dijiste

-me pesa la vista no puedo ver bien-

entonces te inventé algunos modelos impecables

para que te pusieras contento de que en algún lugar

aún existían esos autos

que tanto habías amado.

Mariano Cervini
Mariano Cervini

No responses yet