Mariano Cervini
2 min readJan 16, 2021

Cae la tarde en Almagro de un color imposible

Lola mira del balcón

se cansa

el cielo permanece en retirada leve

detrás de un color rosado pero invisible

¿Cómo puede ser así?

ver la caída similar al pretal de Lola

presente en el lomo

pero olvidable

Ella surge en ladridos

y se apaga como los fantasmas

desconocidos

como esos amigos crueles que nos olvidaron

El foco es la tarde difícil de expresar

quisiera no usar palabras urbanas para esto

quisiera despedir al sol sin nombrar la medianera del vecino

esa que lo atrae y lo celebra.

II

Hoy pensaba en los muertos de mi familia

que tal vez deba llevarlos a la tierra

sacarlos de los nichos

invertir dinero

y que la tierra los silencie

No se callan

desde que se fueron

aparecen

mi tía canta

se prolonga desde mí y no sale más

nadie la escucha

su hermana reza

y veo las cuentas del rosario de plástico amarillo brillante

en índice y pulgar

Carmen reza la novena

antes de irse a la habitación

arrastrando sus alpargatas marrones

va a cerrar la puerta

acariciar la estatua de un buda verde sonriente

que cuida su mesa de luz

su vida

mi pasado

y mientras ella abre las sábanas

voy a escuchar acá

de este lado

el sonido de los lápices de colores que guarda

en el segundo cajón de la cómoda

adentro de una lata antigua en forma de tubo

que se suelten los colores

pido que se suelten

en aquel pasado

las cosas se volvieron noche.

III

Hoy salí a caminar mirando para arriba

sin saber lo que pisaba

para arriba quedan los muertos

pero no ven.

IV

Los balcones del barrio

no tienen macetas que cuelguen para afuera

será que la gente vive con miedo

de que se caigan para abajo

vivimos con un miedo profundo

a que las cosas golpeen

hagan ruido

se desarmen.

V

Me anoto en la muñeca

con una birome

la palabra “libro”

llueve

y viajo con el parabrisas roto

a buscar un encargo

a la calle Tacuarí

mi piel sostiene la tinta

de lo irrelevante

toco un timbre viejo

y espero

¿Dónde estarán mis tías?

pienso

si en aquellos nichos

ya no hay nadie

mi palabra

intacta

todos los balcones

con las macetas para adentro

¿a qué le tememos?

¿por qué

debemos esperar?

atrás

lo soluble de la tarde que aún perdura.

Mariano Cervini
Mariano Cervini

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